Los Estados entrarán en el capital de las empresas y no habrá igualdad de condiciones entre países

El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell. EFE EFE

Ve «prioritario suministrar rentas a las personas» y vincula la alta incidencia en Madrid a su «pirámide de población».

El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, está convencido de que el Estado entrará en el capital de empresas en todos los países, para evitarles problemas no ya de liquidez sino de solvencia en el marco de la crisis por el coronavirus. «Hemos tenido que modificar normas de ayudas de Estado para permitir que Alemania entre en el capital de muchas de sus empresas», ha señalado.

Además, ha advertido de que el levantamiento de las restricciones europeas sobre esas ayudas públicas puede generar una «clara distorsión» en el mercado interior europeo y alterar «profundamente» el terreno de juego, porque algunos Estado tienen más fuerza y pueden colocar a sus empresas en mejores condiciones de «sobrevivir» a la crisis y de competir.

«Si uno compara la potencia de fuego financiera de los programas lanzados por Alemania y por Italia o España se verá una enorme diferencia», ha señalado. Según ha dicho, muchas empresas pequeñas en Alemania y en otros países no están recibiendo préstamos de sus Gobiernos, sino ayudas, «un cheque», y eso «no está en contra de las normas, pero es evidente que unos países pueden hacer más que otros».

A su juicio, la UE debe garantizar la igualdad de condiciones entre los Estados, porque si no la UE saldrá de la crisis con un mercado interior «completamente distorsionado» y con más divergencias aún que después de la crisis de 2008, según ha explicado en un encuentro telemático organizado por Nueva Economía Fórum.

Para Borrell, «que el Estado va a entrar en el capital de las empresas es una necesidad que se va a hacer en todas partes». Según su análisis, si a una empresa no basta con asegurarle la liquidez y se plantea un problema de solvencia financiera el Estado tendrá que aportarla, en España y en todas partes. «No creo que el Estado deba ser propietario de las empresas», ha afirmado, pero tampoco que, en una situación como esta deba «sentarse tranquilamente» a ver la quiebra de grandes empresas.

«El Estado está para esto y no creo que nadie tenga que escandalizarse, no creo que (la canciller alemana) Merkel o (el exministro de Finanzas británico) Gordon Brown» sean grandes chavistas», ha zanjado.

Borrell ha explicado que lo que ahora está sobre la mesa de las instituciones europeas es si se da el salto hacia un instrumento innovador: Hasta ahora, ha dicho, las ayudas europeas han consistido en facilitar que los países europeos se endeuden, permitiéndoles o abaratándoles el acceso a los mercados de deuda o facilitando préstamos.

«Hemos de pasar de la ‘emisión’ de deuda a la ‘misión’, a qué hacemos con el dinero obtenido con esa emisión de deuda», ha resumido. Esa es la idea que está en la base de la propuesta que ha presentado el Gobierno español de cara al Consejo Europeo del jueves, «emitir deuda para dar recursos que se administren a través de la Comisión o como sea, pero no para que los Estados miembros se endeuden más». Eso sí, ha dejado claro que no es su misión defender la propuesta española ni sabe si se apoyará.

En todo caso, Borrell ha defendido la respuesta europea ante la crisis –por ejemplo coordinando repatriaciones, lo que ha permitido repatriar a 460.000 turistas europeos– aunque ha reconocido que al principio hubo respuestas divergentes y «manifestaciones poco empáticas» de algunos países.

La incidencia en Madrid tiene que ver con la edad

Borrell ha reconocido las cifras dramáticas de impacto de la pandemia en España, pero ha pedido que se miren también otros parámetros, como el número de recuperados. Además, ha opinado que el alto impacto en Madrid tiene que ver también con que es la capital europea con una mayor esperanza de vida.

«Todos sabemos que el virus afecta más a las personas de mi edad y que se haya cebado especialmente con la población madrileña tiene cierta explicación nada tiene que ver con capacidad de la sanidad madrileña sino con la pirámide de población», ha opinado.

El exministro ha evitado entrar en asuntos de política española, más allá de dejar claro que sí cree que en estos momentos es «prioritario suministrar rentas a las personas» que se han quedado sin recursos y capacidad financiera a las empresas».

Podemos en el Gobierno

Además, ha opinado que el hecho de que España tenga un Gobierno de coalición en el que está Podemos no influye ni a favor ni en contra en la actitud de los socios europeos sobre «cómo administrar la solidaridad». Y, a la pregunta de si él estaría dispuesto a liderar un Gobierno de unidad nacional ha dicho que la pregunta le sonaba mal y que no es su cometido como comisario entrar en asuntos de política nacional.

Eso sí, ha reconocido que desearía «mayor cooperación y unidad» política para hacer frente al problema y ha afirmado que desde Bruselas «sorprende cuán agria es la política en España» en un momento como éste.

Nacionalismos y autoritarismos

De cara al mundo posterior a la pandemia, junto al debate sobre el papel del Estado en la economía, ha augurado «una batalla de narrativas» sobre si son más eficaces los sistemas autoritarios, como el chino, o «iliberales» y los democráticos y ha recalcado que la reacción de los países «con mayor calidad democrática» ha sido «mejor. «Las democracias más maduras han respondido mejor y se harán mejores gracias a la tensión que la crisis ha planteado», ha argumentado.

A su modo de ver, los populismos que desprecian a «los expertos» tienen ahora peor futuro, pero la pandemia sí es «terreno abonado» para autoritarismos y también para nacionalismos porque lo más fácil es responder levantando la frontera: «Decir, ‘dejadme solo’, como (el presidente catalán, Quim) Torra diciendo Cataluña lo habría hecho mejor si hubiera sido independiente».

En todo caso, sí cree que habrá que «repensar el aspecto seguridad en las relaciones comerciales», para que Europa tenga reservas de productos críticos, ahora que se ha visto que la UE, que «no produce ni un gramo de paracetamol» no tenía stock de productos químicos para preparar los fármacos contra el Covid-19.

«La salud a partir de ahora es un problema de seguridad», ha indicado, antes de mostrarse convencido de que las relaciones con China «saldrán reforzadas» aunque también habrá que «repensar cómo funciona la globalización». «Las cadenas de valor tendrán que ser más cortas», ha apuntado.

Por otro lado, no de posible «un gran acuerdo comercial» con Estados Unidos. Antes del coronavirus había negociaciones sectoriales, ha dicho, pero ahora el gigante norteamericano no parece dispuesto a negociar.

Borrell ha dicho también que la recuperación económica en Europa tiene que abordarse teniendo en cuenta la perspectiva de la lucha contra el cambio climático porque es una «exigencia» y representa un «motor de crecimiento». Pero además, porque la pandemia es una «advertencia de la naturaleza», ya que «tiene mucho que ver con los procesos de alteración climática y ambiental de nuestro planeta».

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