Los prestamistas alternativos toman la delantera a la banca

Meinrad Spenger, consejero delegado de MásMóvil. Los fondos de capital riesgo KKR, Cinven y Providence han comprado la compañía a través de una opa. JMCadenas EXPANSION

Los fondos de deuda privada están presentes en el 82% de las operaciones de compra que realizan los fondos. La flexibilidad de las condiciones compensa el mayor precio.

Hace dos décadas su presencia era testimonial; ahora dominan el mundo de la financiación al capital riesgo. Los prestamistas alternativos se han convertido en una fuerza de 660.000 millones de euros en tamaño de mercado en todo el mundo capaz de plantar cara a la banca en su propio territorio: el crédito.

Las operaciones del private equity así lo indican. El 18% de las gestoras de capital riesgo todavía apela al dinero de los bancos como forma más habitual de conseguir fondos para sufragar la factura de sus adquisiciones, pero un 49% usa a partes iguales la financiación bancaria y la de los prestamistas alternativos y un 33% llama directamente a la puerta de los fondos de deuda privada como primera opción, según un análisis realizado por Mergermarket y el despacho de abogados estadounidense Dechert con datos proporcionados por 100 socios de las principales firmas de capital riesgo del mundo.

Estos datos implican que los llamados fondos de deuda privada o de préstamo directo o alternativo está presentes en el 82% de las fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés) del capital riesgo; los bancos, en el 67%. Y si hay que elegir solo una de las opciones, la forma más novedosa de financiación gana la partida. «El private equity se ha acostumbrado a los beneficios de esta fuente de financiación», resalta el informe.

Los precios parecen importar poco, porque si hay algo que diferencia un banco de un fondo de deuda es que el segundo es más caro. Pero esta distancia se evapora cuando entran en juego las otras peculiaridades del préstamo alternativo.

La flexibilidad en las condiciones, los plazos y los diseños ha sido clave en el crecimiento de los fondos de deuda privada, según aseguran fuentes financieras. Los préstamos se conceden por más tiempo y sin necesidad de hacer amortizaciones intermedias, a lo que se une una financiación hecha a medida en cada caso.

Y también pesan los criterios más laxos en la concesión. Donde un banco se niega de plano a entrar, los fondos ven una oportunidad, como sucede con las financiaciones más agresivas, donde el endeudamiento es elevado y el riesgo se dispara.

El informe de Mergermarket y Dechert corrobora este punto. Un 30% de las firmas encuestadas considera la flexibilidad en los términos financieros como la principal ventaja de los prestamistas alternativos, mientras que otro 30% cree que su gran baza es la facilidad que dan los fondos para ejecutar las operaciones.

Abundancia de liquidez

El dinero no es problema. Los bancos tienen las alforjas llenas gracias a las inyecciones masivas de liquidez de los bancos centrales de medio mundo, pero a cambio tienen una regulación sobre ellos que constriñe su capacidad de préstamo por la necesidad de compensar con capital cada paso que dan en el camino del riesgo. Los prestamistas alternativos también tienen los bolsillos rebosantes y además están libres de corsés regulatorios.

Las únicas cuentas que tienen que dar estos fondos son a los inversores que les proporcionan el dinero para prestar y este flujo se está disparando por el entorno de tipos de interés ultrabajos que impera desde la crisis financiera y que amenaza con eternizarse ahora que ha llegado la pandemia del Covid-19.

Ante la falta de opciones de inversión que den algo de rentabilidad, los inversores han abierto la mano hacia los activos de más riesgo y la deuda privada está muy alto entre las alternativas favoritas. Con esa munición a su alcance, el número de gestoras que han puesto en marcha fondos de deuda se ha disparado y también lo ha hecho la competencia en el mercado del crédito.

La pandemia ha supuesto un alto en el camino, pero de corta duración. En marzo, abril y mayo las empresas se volcaron en la financiación que los gobiernos pusieron a su alcance y en el mercado de bonos. También las compras del capital riesgo se ralentizaron. En junio llegó la calma: «Los préstamos de los fondos de deuda privada superaron en un mes la cifra conjunta de marzo, abril y mayo», destaca el análisis de Mergermarket y Dechert.

Ahora ha vuelto la normalidad, pero con algunas cautelas, señala el informe. Mientras que los fondos en Europa han recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia, en Estados Unidos los prestamistas están siendo más selectivos con las empresas a las que dan dinero y priman las operaciones con las compañías que están demostrando su resistencia durante la pandemia.

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